cine

memories

“Todos necesitamos espejos para recordarnos a nosotros mismos quienes somos. Yo no soy diferente”.

“La memoria puede cambiar la forma de una habitación y cambiar el color de un coche. Los recuerdos desvirtúan, son una interpretación, no un registro, y no importan si tienes los hechos».

Memento

La memoria es increíble. El otro día llamó la madre de una dependiente que era como Memento. Decía la mujer que todo lo que la contabas se le olvidaba al instante, y la verdad me dio escalofríos. Pensaba en no recordar nada de lo que acabas de hacer, o de ver. Comer y no saberlo, mear y no recordarlo, que tu pareja te de un beso y olvidarlo al momento. Es algo que siempre me ha obsesionado, quizá por eso tenga la necesidad de escribir siempre todo, aunque si algún día leyera todo lo que tengo sin recordar nada habría muchas cosas que no podría entenderlas.

Allá por el 2002….

«El jueves antes de cenar estuve en la peña con mi prima, su novio y unos amigos. Me contó que estuvo hablando con D. y que dice que éste habló con P., y P. le preguntó si yo le seguía molando, D dijo que no, y P. dijo que se olvidara de mí porque me liaría con d. Además dice que yo no hablo con él, que me cae mal, chorradas.    Claro, esto me lo contó mi prima, pero A. estaba en la conversación, con lo cual ya sabían 2 lo de d. Encima mi prima se lo contó a L, y esa noche A. habló con d. y le preguntó si se iba a liar conmigo; el otro que no se había enterado de nada le contestó un pelín borde a A. El caso es esa noche casi reviento y me da algo, por lo de P., por lo de D, en fin, esa noche pasé de d. porque no podía hablar con él, me daba corte por si pensaba que yo le había dicho algo a A. y con P estaba muy enfadada.     El viernes me fui a hablar con P. porque quería saber por qué le había dicho eso a D., y me dijo que era mentira, que nunca le diría eso a nadie, y que le da rabia que todo el mundo intente hacernos daño. El caso es que acabé llorando porque no sé por qué cojones se inventa D. todo eso. También hablamos de d., que todo el mundo piensa que nos vamos a liar…»

Y ahora me pregunto si realmente D. mintió o fue P que se vio en una encerrona, o que la cagó como tantas veces y no era capaz de asumir su culpa. Me pregunto si yo hubiese hablado claramente con d, quizá hubiese pasado lo que pasó unas semanas después. Me pregunto si D. lo dijo por intentar acercarse un poco más a mí, o si la conversación nunca sucedió así. Me pregunto si realmente P era sincero conmigo o si ponía a todos en mi contra para que no se acercaran. Una vez, otro amigo me dijo que P tenía la manía de apartarme de los demás alegando que él y yo éramos amigos, y eso hacía que los demás no pudieran tener tanto contacto conmigo.

Somos ciegos cuando ponemos la confianza en otra persona. Yo no supe ver que ese me acotaba un camino, para llevarme donde quería. No supe ver que sus palabras, cada uno de sus gestos iban premeditados a un objetivo. Pero las personas que calculan sus pasos se olvidan de que a veces no salen los planes como uno quiere. Y yo pude escapar de esa red que fue tejiendo lentamente. Ahora en la distancia me duele el daño que pude causar a todos y todas las demás. Ahora con el tiempo, puedo ver que los que están son los que merecen la pena, y los bichos tienen siempre una vida más corta.

Releer el pasado hace que viejas heridas puedan doler, pero gracias al paso del tiempo la cicatrización es mucho más rápida, mucho menos dolorosa. Además todo se ve desde otro punto, y entonces es cuando conoces realmente a las personas, cuando ves a dónde querían llegar, cuando entiendes los comportamientos que en su momento no comprendías.

CLOSER

 


– Qué.
– Esto va a doler. He estado con Anna. Estoy enamorado de ella. Empezó en su exposición. Llevamos un año viéndonos.
– Me voy.
– Lo siento.
– ¡Qué más da! ¿Qué es lo que sientes?
– Todo.
– ¿Por qué no me lo has dicho antes?
– Cobardía.
– ¿Es porque tiene éxito?
– No, es porque… no me necesita.
– ¿La has traído aquí?
– Sí.
– ¿Pero no se casó?
– Y dejó de verme.
– ¿Fue cuando fuimos al campo? Para celebrar nuestro tercer aniversario. ¿La llamaste? ¿La suplicaste para volver? ¿Fue cuando tus largos paseos solitarios? Eres un cabronazo.
– El engaño es brutal eso no te lo puedo negar.
– ¿Cómo? ¿Cómo funciona eso? ¿Cómo se le puede hacer eso a alguien? Eso no basta.
– Me enamoré de ella Alex.
– Ya como si no tuvieras elección. Hay un momento, siempre hay un momento. Puedo hacer esto, puedo dejarme llevar o resistirme, no sé cuándo tuviste ese momento pero seguro que lo tuviste. Me voy.
– ¡Eh!, la calle es peligrosa.
– ¿Y esto no lo es?
– ¿Qué hay de tus cosas?
– No necesito cosas.
– ¿A dónde iras?
– Desapareceré. ¿Podré seguir viéndote? Dann, ¿podré seguir viéndote? Contéstame.
– No puedo verte, si te veo no te dejaré.
– ¿Y que harás si yo encuentro a otro?
– Estar celoso.
– ¿Todavía me deseas?
– Claro.
– Mientes, ya hice ese papel. Abrázame. Te hago gracia pero te aburro.
– No, no.
– Me has querido, ¿verdad?
– Siempre te querré, odio hacerte daño.
– ¿Y por qué lo haces?
– Porque soy egoísta. Y creo que seré más feliz con ella.
– No es verdad. Me echarás de menos. Nadie te querrá tanto como te quiero yo. ¿Por qué no te basta con el amor? Yo soy la que se marcha, tendría que dejarte yo a ti. Yo soy la que se va. ¿A dónde bucanero?
 
 

  
– He dejado de quererte.
– ¿Desde cuándo?
– Desde ahora. Hace un rato. No quiero mentir. Y no puedo decir la verdad. Se acabó.
– No importa. Te quiero. Nada de eso importa.
– Demasiado tarde. Ahora ya no te quiero. Adiós. Te diré la verdad, para que puedas odiarme. Larry y yo follamos toda la noche. Me gustó, y me corrí. Te prefiero a ti. Ahora vete.
– Ya lo sabía, me lo dijo él.
– ¿Lo sabías?
– Necesitaba que me lo dijeras tú.
– ¿Por qué?
– Porque podía haber mentido. Tenía que oírlo de tu boca.
– No te lo hubiera contado porque sabía que nunca me perdonarías.
– Claro que sí, ya lo he hecho.
– ¿Por qué te lo dijo?
– Porque es un cabrón.
– ¿Cómo ha podido?
– Él quería que pasara esto.
– ¿Por qué ponerme a prueba?
– ¡Porque soy un idiota!
– ¡Sí! Te habría querido. Para siempre. Ahora vete por favor.
– No me hagas esto Alex, háblame.
– Te estoy hablando, vete a la mierda.
– No, perdona, no me has entendido yo no quería…
– Claro que sí.
– ¡Te quiero!
– ¿Dónde?
– ¿Qué?
– ¡Enséñamelo! Dónde está ese amor, no, no lo siento, ni, ni lo toco, no lo noto. Lo oigo, oigo… oigo palabras pero  no me sirven de nada tus palabras vacías. Digas lo que digas ya es tarde.
– Por favor ¡no me hagas esto!
– Ya está hecho. Y ahora por favor vete. O llamaré a seguridad.
– No estás en un puticlub, aquí no hay seguridad. ¿Por qué follaste con él?
– Porque quería.
– ¿Por qué?
– Porque lo deseaba.
– ¡¡¿¿Por qué??!!
– ¡¡Tu no estabas!!
– ¿Por qué con él?
– Me lo pidió amablemente.
– Embustera
– ¿Y qué?
– ¿Quién eres?
– ¡¡No soy nadie!! Venga pégame, es lo que quieres, pégame cabrón.
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Al final, pienso que de los cuatro protagonistas el mejor parado es Larry. Es el más sincero, también el más cavernícola pero es alguien que necesita oír la verdad, aunque le duela. Un tío al que no se le puede hacer daño, porque al final te las hace pagar. El que se sale con la suya, el que consigue lo que quiere, el que consigue que le quieran. El que maneja la situación desde todos los ángulos. El que habla sin tapujos. Directo, no se anda con rodeos. Sabe a quién quiere, lo que quiere, cómo lo quiere. Esa escena en la cama, durmiendo, sin remordimientos, sin sentirse mal. Tranquilo y contento.

Y supongo que como contrapunto, la que peor sale es Alex. La engañada, la dejada. La dolida. La arrepentida. La que pone todo su sentimiento en cada situación, y no le saben corresponder. La que se desvive por alguien que la traiciona. Incluso vuelve a ser utilizada por Larry, se deja convencer, quizá por la rabia, quizá por el dolor, quizá por sacarse la espina. Pero igualmente vuelve a salirle mal, y se queda sola.

Puede que haya tardado en ver la película, pero estoy convencida de que tu no eliges cúando ver una, son ellas las que te eligen a ti. Las películas saben qué momento es el adecuado para ser vistas y entendidas. O puede que no.